Conrado se acercó, le quitó la blusa manchada y la abrazó por detrás, la sujetó por la cintura, y la recostó en su pecho.
—No debiste haberte levantado, ya escuchaste al médico, debes descansar, ahora te voy a prepararte la comida, daré instrucciones, que toda comida a preparar para ti y las niñas,