Caminó con paso firme hacia su automóvil estacionado en el parqueadero del hospital, se subió, y encendió el motor.
Mientras conducía, su mente se desplazaba entre diferentes escenarios posibles. ¿Qué motivos tenía Imelda para hacer eso? ¿Ese testamento de dónde habría salido?, eran tantas las preg