Ella hizo una pequeña sonrisa… “Erick… estás aquí, llévame a jugar a la casa del árbol”.
David frunció el ceño escuchando sus palabras.
Alonso y Dinora giraron a ver a Miranda y se quedaron en silencio.
Alonso se acercó a Miranda tomándola delicadamente del brazo para levantarla sin mirar al chico. Le dijo a Miranda. “Debes regresar a descansar”.
Miranda miro a Alonso. “Me llevarás a comer pastel, ¿Lo prometiste?”.
Alonso se quedó mudo, lo que ella decía… Era lo que siempre le pedía cuando eran niños.
Él asintió tomando su brazo y siendo extremadamente amable. “Si, te llevaré, pero ahora debes descansar, vamos a tu habitación”.
Dinora observó a ambos, la forma en que se comportaba Alonso con la mujer le dolía, al parecer él sentía un profundo cariño por ella, se limpió la cara donde le corrían las lágrimas y se enderezo, camino hacía las maletas. “Vámonos David”.
Pocas veces ella llamaba a David por su nombre siempre era -niño- o -chico- esto significaba que lo que pasó era difícil p