El CEO Montana le recordaba la pelea que había tenido con su cuñada a Ismael para molestarlo.
— No me recuerdes a ese ruso roba hermanas, si no fuera por mis sobrinos que lo defienden con capa y espada, ya lo habría echado de los Estados Unidos. No lo soporto ni un poco, ese aire de arrogancia que tiene me enferma.
— No lo echas por qué número uno, es muy poderoso y tiene importantes contactos, número dos, por qué te sientes culpable por haber alejado a los trillizos de él por tanto tiempo, ya te diste cuenta de lo mucho que lo necesitan y que aman mucho a su padre, y número tres, sabes que está enamorado de Isabella y que está haciendo lo imposible por recuperarla.
— Hmmm... Es lo menos que puede hacer después de haberle roto el corazón a Isabella, ahora que se esfuerce y que sufra.
— Tu sadismo va en aumento cada vez más, ¿Eh?
— Solo lo normal, pero dejemos de hablar del imbécil de Ivanov, te estoy llamando por algo muy importante, voy a tratar de resumirlo. En mi últim