Un trillizo que hace chantajes.
Desesperada y bañada en llanto, Grace salió de la compañía Larsson, no había nada más que hacer ahí, ya William le había dejado en claro que no le importaba un comino y que no iba a ayudarla.
Sin saber que rumbo tomar. La ex vicepresidente llegó a la mansión en la que había vivido toda su vida, su costoso coche se estacionó justo en la puerta principal.
— ¿Qué es esto? — Preguntó la mujer al ver al menos diez maletas hechas, solo había que echarles un vistazo para saber que eran sus maletas.
— El señor Smith nos ordenó poner sus cosas en maletas y sacarlas de la villa para que usted se las llevara. — La servidumbre se encontraba en la puerta, ellos estaban indiferentes a lo que estaba sucediendo, Grave siempre los había tratado mal y era grosera con ellos, así que en el fondo hasta se alegraban de verla en desgracia.
— Voy a entrar a recoger mis joyas y cosas personales. — Grace quiso entrar mirando por debajo de su hombro a la gente del servicio. Pero ellos no se lo permi