La bebé Ivanov ha llegado.
Los enfermeros ayudaron a bajar rápidamente a la bella chef para llevarla en la silla de ruedas a la sala donde se recibían los bebés de parto natural.
— ¡Ahhh...! ¡Llamen a mi esposo, quiero que él esté conmigo, no puedo hacer esto sola, que venga ya!
— ¡Enfermero Márquez, vayan por el esposo de la paciente, de prisa que no hay tiempo que perder!
— Enseguida.
Sergey estaba justo cerca de la puerta por la que vió entrar a su mujer. El no se iba a mover de ahí por nada del mundo.
— Señor Ivanov, su esposa ya está a nada de dar a luz, venga conmigo, se pondrá esta bata, y esto de aquí, entraremos a la sala de expulsión y ahí está todo esterilizado.
— ¡Vamos, date prisa que no me quiero perder el nacimiento de mi hija! — El CEO a pesar que no vestía de traje como siempre y tenía ropa deportiva puesta, no dejaba de proyectar un aura dominante y de terror.
(...)
En la sala y ya en la camilla donde tenían a Isabella con las piernas abiertas y levantadas, el doctor le pe