Esa mujer no merece piedad.
Los hermanos Rossi pasaban por uno de los peores momentos de sus vidas, afortunadamente sus padres estaban ahí para apoyarlos.
— Isabella, mis hijos, ¿Cómo están? Quiero que queden fuera de esto, del hospital, de preocupación, y que se queden en casa.
— Ellos están en la villa como lo pediste. Hay guardaespaldas dentro y fuera de la mansión, ellos no estaban muy convencidos de dejarte aquí, pero les pedí ser buenos. Los he dejado comiendo una rica merienda.
— Son tan valientes, sin duda la sangre Ivanov corre por sus venas. Gracias por darme a mis tres bellos hijos, Isabella, siempre soñé con conocerlos y tenerlos a mi lado.
— ¿Qué puedo decir? son mis adorados bebés, mis hijos con el hombre que amo.
El médico vino y dió una noticia importante a la bella chef.
— Señorita Rossi, hay algo que quiero decirle, a pesar de la delicada situación del paciente, hemos decidido transferirlo a una habitación privada. Tendrá todo lo necesario para que esté cómodo, además habrá un