Déjame soñar y atesorar este momento de felicidad.
Isabella llegaba también de la pequeña habitación cuando escuchó al menor de sus hijos preguntarle a su padre si le estaban haciendo un hermanito.
Las mejillas de Isabela se sonrojaron, se sentía atrapada en una travesura.
— ¿Nos estaban haciendo un hermanito, mamá? — Volvió a preguntar el niño.
— Papá todavía tiene unas cuantas semillas más que podría poner en mamá para que tenga otro bebé, ¿Te gustaría que le pusiera una más?
— Pues... si mamá y papá no van a dejar de querer al pequeño Alexandro, una hermanita estaría bien.
— Hmmm... Lo platicaré con mamá pronto.
— Aquí está el agua para Alexandro. Papá, ¿Tú y mamá durmieron juntos?
— Si, necesitábamos descansar.
— Cuando los padres de mis compañeros del colegio duermen juntos ellos le escriben a la cigüeña para que les traiga un bebé. ¿Ustedes... le escribieron? ¿Quieren otro juego de mellizos acaso? — El niño entrecerró la mirada.
— Noooo... Definitivamente no se cómo hizo su madre para cuidar sola de ustedes