—- Por favor Duncan llévame ahora a nuestra casa — le dije mareada
Duncan se movió por el local sin soltarme, hasta que salimos a la calle, despejandome un poco al darme el aire fresco de la noche en mi rostro
— ¿Estás enfadado? — pregunte
— Lo estoy —- me contestó muy serio
—- ¿Por qué? — volví a preguntarle
— Anda sube al coche, nos vamos a casa — me dijo afirmando con mi cabeza como si le entendiera, aunque en ese momento lo tengo ni idea de lo que hago o digo
— Duncan, el suelo se está moviendo, tengo miedo — le dije
— No se mueve tranquila, estoy yo contigo y no dejare que nada te suceda — me respondió
— Por favor no te enfades conmigo ¿vale? — le dije al mismo tiempo que extendí mi mano para acariciar sus suaves mejillas
— ¿Y porque estabas de fiesta?, ¿quieres celebrar que me vas a abandonar? – me pregunto
— Nunca te abandonaré, serás tú quien me abandone ya que no quieres arriesgarse por nosotros y, además ahora no me apetece hablar de eso — le dije acariciándolo– vamos a fes