Luna
No iba a mentir.
Sabía perfectamente que lo que estaba a punto de hacer era una completa locura.
Que Alexander se pondría furioso.
Que probablemente intentaría despedirme.
Pero cuando vi la forma en la que los ojos de Mía brillaron al ver los juegos de la feria desde la ventana del coche, no pude evitarlo.
—¿Alguna vez has ido a una feria, princesa? —pregunté con fingida inocencia.
Mía negó con la cabeza, sus rizos d