84|El rey.

— Lemuria, quiero que despiertes al clon de la cabina doce dos cero seis.

— ¡Claro que sí, señor Adrián! En este mismo instante comenzaré con las maniobras de reanimación.

Todos dieron varios pasos atrás cuando la cabina drenó el líquido que escapó por una tubería que estaba anclada al suelo. Luego, la cabina comenzó a calentarse.

Desde donde estaba Adrián, podía sentir el calor que comenzaba a desprender. El vidrio se hizo translúcido y pudieron observar completamente al hombre que había al otro lado. Su cuerpo era del color de la canela, tenía unas cejas anchas y una barba un poco poblada, con el cabello tremendamente oscuro.

Se veía como un hombre atlético, aunque lo cierto es que Adrián imaginó que todos los clones eran atléticos, seguramente estaban diseñados genéticamente así para conservar la mayor salud posible. Dahiana era prueba de eso; él no recordaba a la actriz original con un cuerpo tan bien estructurado como la joven a su lado.

— Esta parte es horrible — , dijo ella.
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