El punto de vista de Liz
Por suerte, pude convencer a Sarah o eso pensé, porque en el momento en que salí del baño y me acomodé en la cama, mirando las paredes blancas, ella se aclaró la garganta y la gran pregunta salió de sus labios.
¿Qué tan terrible fue la pesadilla?
Quise fingir, pero luego recordé que ya le había contado sobre mi pesadilla varias veces cuando recuperé la consciencia por primera vez.
"Fue horrible", respondí con un ligero jadeo.
"¿Me viste? ¿Por eso me tocaste la cara?", preguntó de nuevo y asentí, sin decir palabra esta vez. "¿Quieres hablar del sueño?"
"No", negué con la cabeza. Ni siquiera quiero recordarlo. Sarah guardó silencio unos minutos antes de suspirar.
"Está bien", dijo ella. "Traje el desayuno".
Cuando abrió el frasco, el agradable aroma de la salsa de pollo llenó mis fosas nasales y me lamí los labios, mi estómago gruñó pero cuando miré los espaguetis, mi lengua tenía un sabor agrio.
Arrugué la cara porque no podía evitar que mis pensamientos volvi