El punto de vista de LizAl despertar, todo me parecía mal. Me dolía el cuerpo, me dolía la cabeza y el peso en el pecho me oprimía con más fuerza con cada respiración superficial.Por un momento me quedé allí, mirando al techo, tratando de convencerme de que todo había sido una pesadilla, la oficina, ella, Michael… nada de eso era real.Pero era real. Las sábanas a mi lado estaban frías. Él no estaba.Me levanté, con las extremidades pesadas, como si me traicionaran. Necesitaba verlo, confrontarlo de nuevo.Quizás había alguna explicación, cualquier cosa que pudiera hacer la realidad menos insoportable. Me puse de pie, con piernas temblorosas, y caminé hacia nuestro dormitorio, aferrándome a los últimos fragmentos de esperanza que no quería perder.Pero entonces la puerta se abrió y toda esperanza se hizo añicos.Estaban allí, juntos en nuestra cama, mi cama, sus cuerpos entrelazados, igual que en su oficina. La espalda desnuda de Michael se movía al ritmo, y ella, quienquiera que fu
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