Alejandra, estaba impresionada con el gran detalle que su esposo tuvo con ella, estaba casi saltando en la alfombra de su habitación, hizo un pequeño baile moviendo las caderas, uno que el travieso Emill, estaba grabando, ella se veía hermosa
— ¿Quién anda ahí?
— Soy yo, mamá, ¿por qué estás tan contenta?
— !Ven aquí, baila conmigo! sucede que papá, habido tan generoso de darme cien millones de pesos por el bebé que va a nacer
El niño bailaba un poco con su madre, era tan adorable de ver
— ¿Y por mi que te dió? yo también soy tu hijo, tú consentido, el más apuesto
— Eh... solo me dió lo de un solo niño, quizás a Kara le de lo de tu nacimiento, no lo sé, tu padre es muy impredecible
— Oh no, no soy un niño invisible, también soy tu hijo, le llamaré
Mientras tanto en los celulares de las esposas llegaban notificaciones de que estaban llegando a sus cuentas personales, cantidades enormes de dinero
Carolina Vittali de Ferreti, recicina de subesposnDante, doscientos