Adriano de Luca de pronto tenía sentimientos encontrados, un profundo dolor por saber cómo se encontraba su hijo en estos momentos, y enormemente furioso por los hijos de puta que lo dejaron así
— ¡¿Pero que carajos estás diciendo?! ¡Adrián, no puede estar en coma, él no, mi hijo no, se suponía que papá lo estaba cuidando, se suponía que me lo estaba cuidando — El abogado rompió en llanto, la noticia era demasiado fuerte e insoportable para él
— Adriano, tienes que venir a México, Adrián, te necesita, sé que es difícil para ti, pero... aquí las cosas se van a poner muy feas
— ¿Quién fue? ¡¿Quiero saber quien atacó a mi hijo?! ¡Dímelo Dante!
— Fueron tres herederos Roquefeller, ya sabes el historial que tienen esos desgraciados
— !Hijos de puta, se piensan los dueños del puto mundo! ¡Pero esto no se va a quedar así, seguro andan por ahí como si nada después de casi matar a mi hijo! ¡Ustedes... ustedes no me lo cuidaron bien, ninguno de ustedes estaba ahí para defenderlo!