Alessandro, se pasó las manos por el rostro, no daba crédito a lo que escuchaba, se había caído de la gracia de su familia, pero no quería darse por vencido
— Creo que están siendo muy injustos, nunca los he maltratado, solo he puesto límites que todo hijo debe tener, ¿Tú también quieres alejarte de mí? dejarme solo así sin más
— Pues... si te atreviste a hacerle esto a Alessandra, que decías que era tu princesa, temo que me vayas a hacer algo parecido de la nada, no me das confianza la verdad
— Muchacho irrespetuoso, ¿Qué se supone que te haría si eres mi hijo, carajo?
— No lo sé, quizás me quieres exiliar a otro país, o me quieras desheredar, Pero te advierto que ya hablé con el bisabuelo Angelo, él no te va a permitir que me saques de la compañía cuando me toque sucederte, es que, papá, ¿Te encuentras bien? ¿No piensas que deberías buscar ayuda?
— ¿Ayuda de que, o para que? no te entiendo
— Dile tu, abuelo Danilo
— ¿Creés que tú padre necesita de un psiquiatra?