Deeguel, había atravesado por un sueño profundo y doloroso, él había luchado por no perder el conocimiento, no quería que los enemigos llegaran a su hijo y a Alejandra, debía defenderlos, debía seguir, pero no pudo evitar caer en ese pozo profundo de la casi muerte
— ¿Dónde estoy? ¿Qué... fue lo que pasó? ¿dónde está mi familia?
El enfermero que estaba a su cuidado, llegó al mafioso de inmediato
— ¡Calmese, no debe moverse, su situación es delicada, llamaré al médico, no se vaya a levantar! — el enfermero salió de prisa al consultorio del especialista para llamarlo, juntos regresaron a toda prisa
— ¡Despertó! esto es como un milagro, pero todavía no podemos cantar victoria, Dígame, ¿cómo se siente? — el doctor, lo examinaba, todo lo que podía, sus pulmones, las vista, revisaba sus signos vitales
Deeguel, todavía se mostraba confundido, él quería saber que le había pasado
— Dolor, me duele el hombro y las costillas del lado derecho
— Escuché, lo veo un poco desorien