—Me ha pedido Criz que trabaje como diseñadora en el proyecto de MultiCiudad por un salario de diseño de dos millones dólares. No me hace falta trabajar a tiempo completo y las reuniones también se pueden programar en mi itinerario, además, puedo obtener un anticipo del salario.
Diana se congeló: —¿eres estúpida? ¿Por qué vas a negar un trabajo tan bueno? Es un jefe es muy generoso, ¿no?... MultiCiudad, MultiCiudad —repitió la palabra unas veces y luego miró a Cecilia con un guiño—, ¿no es el proyecto del Grupo Núñez? ¿Te lo pide Criz?
¿Me ofrece una tarifa de diseño muy alto?
Cecilia realmente no conocía esa industria, y si en verdad era ridículamente alto, entonces no lo aceptaría.
Le faltaba dinero, pero no quería ganarlo de esa manera.
—Bueno, no es demasiado alto. Si tu programa se emite y la respuesta es buena, serás considerada una celebridad, pueden utilizar tu fama para hacer publicidad —Diana se sujetó las mejillas y analizó—. Pero tu profesión no pertenece al campo de la arq