Kate y Fernando aún avergonzados por lo que estuvo a punto de pasar entre ellos, permanecían en silencio en el largo recorrido que existía desde el campo de tiro y la universidad.
Fernando encendió el reproductor del vehículo: «Hoy tengo ganas de ti by Alejandro Fernández» empezó a sonar.
—Quiero en tus manos abiertas buscar mi camino. Y que te sientas mujer solamente conmigo. Hoy tengo ganas de ti…—entonó el agente.
Kate inhaló profundo escuchando la melodía, sintió como si miles de hormigas recorrieran su cuerpo y le provocaran un extraño cosquilleo que jamás había sentido.
Ambos evocaban los recuerdos de lo que casi pasó minutos antes. Kate sacudió su cabeza y trató de pensar en otras cosas, al igual que Fernando.
Una vez que llega