52. Moulin Rouge
Juls
Aaa, no. Ahora si pienso matarlo, por idiota y … idiota nuevamente.
No puedo creer que él en verdad piense que yo no tengo fuerza para resistirme a sus “encantos” si yo quisiera podría ignorarlo totalmente.
Estoy a punto de decirle que si quiere podemos apostar al respecto, cuando siento que el auto comienza a bajar la velocidad hasta que finalmente se detiene del todo y, como si de una niña se tratara, me lanzo a mirar por la ventana para descubrir a dónde demonios hemos venido y lo que me encuentro fuera del auto sobrepasa por completo cualquier cosa que pude haber imaginado.
Ahí, justo en frente de mi, con brillantes luces roja y amarillos de neón se encuentra un hermoso lugar que tiene todas las pintas de ser algo así como un teatro, y en donde se lee Moulin Rouge, eso hace que la idea del teatro quede descartada y una muy, pero muy descabellada empiece a formarse en mi mente.
—Esto… esto es. Es un—Las palabras parecen estar negadas a salir de mis labios como si de esa form