Después de una merecida siesta Julia bajó por algo de comida, mmm iría de hambre y su estómago amenazaba con armar la tercera guerra mundial, o al menos ya la habían empezado.
Abrió la gaveta tomó unas cuantas rodajas de pan, un poco de jamón y queso, no era el mejor menú, pero al menos calmaría su estómago mientras preparaba la cena.
Mientras cortaba algo de verduras y jugaba con Alex quien ya caminaba por toda la casa, sonreía al ver a Victoria entretenida revolviendo harina para hacer un rico pastel de chocolate para Sofía, a quien le encantaban, lo cual esperaban que solo pudiera degustar pronto.
—Mamita, y si mi papito quisiera verme, ya sabes aquel día que hable con él dijo que muy pronto viajaría para verme. —Julia dejó a un lado el cuchillo, y limpio sus manos
Camino hasta donde Victoria se encontraba se agachó hasta quedar a su estatura.
—Cuando ese día llegué tendré que hablar con él y hacerme responsable de mis actos, pero mientras tanto tu solo disfruta pequeña, no quiero