Dulce Loco Amor (Libro 6: Encontrando El Amor)
Dulce Loco Amor (Libro 6: Encontrando El Amor)
Por: Denisetkm
Capítulo 1 — Parte 1

*—Sapphire:

¿Por qué no podía olvidarlo?

Había pasado un año desde aquel viaje de dos semanas en donde conoció al que nunca pensó que fuese el amor de su vida. No entendía porque aún los recuerdos los vivía como si hubiese sido ayer cuando había pasado tanto tiempo desde entonces. ¿Por qué? ¿Por qué la seguían atosigando aun después de un año?

Oh, claro, porque aún seguía dolida por lo sucedido. Aquel día en que se habían dicho adiós y el último día en que estuvieron juntos, Samuel había delineado la línea. Le había dicho que lo que tuvieron había sido momentáneo, que la había usado y que era mejor que olvidase lo que habían hecho. Después de aquello, Sapphire, avergonzada, había suplicado como una estúpida para que siguieran juntos, pero este abandonó su habitación dejando a Sapphire con las lágrimas derramándose por sus mejillas.

Había sido tan vergonzoso y había sido mucho peor, cuando había pensado que todo era un mal entendido que se resolvería cuando Samuel y ella se volvieran a encontrar, pero no había sido así. Se río al recordar la escena en aquel café. Lo había visto con otra chica, todo meloso con esta. Se había dado cuenta que en verdad Samuel la había usado y que solo había sido una más del montón.

Sapphire lloró al principio por lo sucedido, pero decidió m****r a Samuel a la m****a. Aunque no pudo del todo, ya que todavía le dolía lo que había sucedido entre ellos, pero después de un año, pensaba que tenía que olvidarlo de una buena vez por todas. Samuel la había usado completamente. Además, era estúpido seguir anhelando a alguien que solo la había visto como alguien que le podía calentar la cama, un juguete completamente sexual, con el cual, una vez que se cansó de jugar, decidió tirar.

Lo odiaba y a la vez lo amaba tanto.

Sapphire soltó un suspiro y se puso de pie para caminar hacia la ventana de cristal de su habitación. Apartó la cortina de lino y miró hacia fuera. Era tardes horas de la noche y no podía conciliar el sueño. Sonrió. Al menos no cuando en su mente estaba tan activa y pensaba en el día de mañana. Frunció el ceño. Charlie se casaba. Lo que significaba que Jenna, su prometida y madre de su hijo, también se casaba, obviamente, pero Sapphire no se refería a esto, para nada. Lo que quería decir era que esto significaba que Samuel Callahan estaría en la boda y ella, como hermana pequeña de Charlie, tenía que asistir a la ceremonia y ver a Samuel después de tanto tiempo.

No quería ir a la boda, pero no podía faltar. Sonrió al pensar en Jenna si Sapphire faltaba a la ceremonia. Seguro se pondría hecha toda una furia y dejaría escapar ese genio por el que los Bryant se caracterizaban. Soltó un bufido y desvió la mirada hacia el vestido colgado en su armario abierto. Aun así, por mucho que se quejara, no podía faltar, era una de las damas de honor y Jenna en verdad la odiaría si lo hiciera.

Se alejó de la ventana y se lanzó a su cama. Era mejor que se fuese a dormir y dejara de pensar en Samuel y su amor fallido. Mañana era un nuevo día, tenía que pensar en cómo ignorarlo y hacerle ver que estaba muy bien. Así que tenía que dejar de pensar en el pasado y comenzar vivir el presente.

.

.

.

*—Samuel:

¿Qué diablos le sucedía?

Soltó un suspiro.

Estaba en medio de una fiesta y no la estaba disfrutando como se supone que tenía que hacerlo. Debería estar por allí en una esquina comiéndose a alguna chica mientras tomaba su peso en alcohol o algo así, pero no, él, Samuel Callahan, estaba en ese momento sentado en un sofá con una cerveza caliente en su mano y sin ganas de estar en aquel lugar.

¿Era en serio?

Samuel bufo molesto. O sea, él era el alma de las fiestas. Una fiesta no se daba buena si no lo invitaban. Todos lo sabían, pero al parecer aquel día era más bien el aguafiestas. Soltó otro sonoro suspiro y echó la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos, alejándose del bullicio de las personas y de la música, adentrándose en sus pensamientos.

Solo había una causa.

Sapphire Winters.

¿Qué m****a con esa chica? Solo había sido un polvo bueno que duro varios días. Solo eso. No entendía por qué Sapphire todavía rondaba en su mente. Había creído que la amaba, pero después de lo sucedido el día final del viaje, Samuel se había dado cuenta de que sus sentimientos habían sido una confusión. Había estado con muchas chicas después de eso, incluso chicas que sabían en verdad lo que hacían. En verdad que no entendía. Cuando estaba con alguna chica rubia, la perra de su mente le hacía creer que era con Sapphire que estaba, lo que hacía peor las cosas, porque comenzaba a recordar y su cuerpo a sentir, y bueno, terminaba llegando al clímax imaginándose a Sapphire.

Odiaba esto.

Odiaba que su cuerpo todavía seguía recordando. Su tacto, su voz, su olor. Apretó los ojos. M****a, su maldito olor. Ese olor a flores y a verano. ¿Cómo podía alguien oler tan rico? Un olor tan natural. No tan solo eso, todo en ella era tan natural y tan suave.

Recordó la última vez que la había visto. Había sido en aquel centro comercial. Normalmente Samuel no visitaba esos sitios, pero su amiga y compañera de cama, Lorainne Rossi, lo había obligado a visitar café, el cual era de un conocido de Lori. Habían estado allí almorzando tranquilamente cuando unas chicas habían estado mirando a Samuel con muchas ganas, así que Lori había hecho de las suyas, había comenzado a actuar con él melosamente y a besuquearlo, como le fascinaba jugar, Samuel continuó su juego. Pero no pensó que aquella acción desataría algo diferente que ver a aquellas chicas apartar la mirada con envidia. No, había sido otra cosa.

Se les había acercado una chica y le había aventado el contenido de un vaso de cristal, así de la nada. La chica había comenzado a insultarlo, llamando muchas cosas, lo que hizo que Lori se aventara hacia la extraña chica, comenzando una pelea de mujeres. El personal las había separado y la extraña chica continuó insultándolo y fue cuando mencionó un nombre en especial que Samuel cayó en cuenta.

La chica salió pitando del lugar, dejándolo allí con su confusión. Hasta que Samuel salió de esta y se fue del lugar para buscar a la extraña chica. Después de buscar y preguntar, había salido al frente de la plaza para encontrar a la chica extraña con otras chicas, con una en especial.

El corazón de Samuel había latido con fuerza al verla, mientras recordaba todos los momentos mágicos que vivió durante esas dos semanas de excursión. La había visto delgada y muy pálida y se sintió horrible en aquel momento, ya que sabía que era quien había provocado aquella apariencia en la chica que creía haber amado.

Samuel había deseado ir hacia ella, pero Sapphire había alzado una mano y le había hecho una fea seña, una que indicaba que lo mandaba a joderse a sí mismo. Se había quedado ahí viéndola hasta que Sapphire desapareció de su vista. Ese había sido el último día en que la había visto. Después de eso, Samuel trató por todos los medios no estar cerca de sus amigos para no verla y parecía que la cosa era igual para Sapphire, ya que tampoco la misma apareció a las celebraciones de cumpleaños de los amigos que tenían en común ni en la ceremonia de boda en una playa de Johnny Bryant y Hayden Henderson ahora Bryant. Parece que concordaron en algo.

Se río y bajó la mirada hacia su pelvis en donde se veía su evidente deseo. Soltó una carcajada y se puso de pie. Pensar en Sapphire lo ponía de esa manera. Tan duro y tan deseoso. No lo entendía. No la amaba. No la deseaba, pero solo tenía que pensar un solo segundo en ella y se ponía de aquella manera. Soltó un suspiro. Ahora tendría que buscar una chica en donde hundirse y tratar de olvidarse de Sapphire.

Ni bien lo pensó, una pequeña morena se acercó a él y le sonrió con una sonrisa seductora. Tenía que aprovechar la oportunidad. Le agarró la mano y se movió por el apartamento atiborrado de jóvenes bebiendo y haciendo otras cosas hasta que llegó a parar a un pequeño balcón. Había una pareja besuqueándose en una esquina, la cual cuando se sintieron observados, rompieron su beso y se quedaron mirando a Samuel.

Este le dio una pequeña sonrisa y la chica se la devolvió para después irse con su pareja hacia otro lugar, dejando el balcón para Samuel y su acompañante, quien, al verse solos, se acercó y le pasó los brazos por el cuello para besarlo. Samuel se dejó. Ya que de alguna forma tenía que calmar a su amigo y obvio que no iba a hacerlo él.

Las cosas se pusieron un poco acaloradas. Terminó tomando asiento en un sofá de mimbre con la chica de rodillas entre sus piernas quien estaba degustando su sexo, pero por alguna razón, su erección, ahora que se la estaban atendiendo, comenzaba a desinflarse. La chica en ese momento, levantó la cabeza y le dio una mirada.

—¿Es en serio? —preguntó esta con su miembro ahora fláccido entre sus manos.

Samuel sintió las mejillas calientes, pero no se dejó avergonzar. Se encogió de hombros, restándole importancia y soltó un bostezo.

—Estoy cansado—murmuró.

La chica se rio y se puso de pie. Se acomodó la ropa que había estado desarreglada y se limpió la boca con la mano.

—Eso dicen todos cuando no pueden levantarla—le dijo para después darse la vuelta y salir del balcón.

Samuel bufo molesto y le dio una mala mirada a su sexo. Lo había abandonado cuando lo necesitaba. Mala polla. Se arregló la ropa y se acomodó en el sofá. No quería regresar a la estúpida fiesta, más bien quería irse ahora a casa. Seguro la chica comenzaría algunos rumores y seria la comidilla de la que todos hablarían por un tiempo. Maldición.

—Tu sí que estas mal—dijo una voz masculina conocida.

Samuel abrió los ojos y vio una figura alta acercarse. Un chico alto y con el pelo rubio estuvo frente a él. Era Harry Henderson, su mejor amigo. El chico tomó asiento en un pequeño sofá.

—Pensé que no ibas a venir—le dijo Samuel a lo que Harry se encogió de hombros.

—Kylie va a pasar la noche con Jenna y me dijo que podía venir con tal que no me pasara de la raya—dijo Harry poniendo los ojos en blanco—Ya sabes cómo es ella de celosa. Además, no soy de los que engañan a su pareja.

Samuel se rio. Así era Harry, ahora tan serio y fiel a todo. Antes el chico había sido un promiscuo, pero ahora era la cosa más seria que había conocido. Incluso había cambiado su forma de vestir y de pensar. ¿En serio las personas cambiaban por amor? Se había hecho esa pregunta muchas veces después de Jenna y de Sapphire.

—¿Qué te pasa? —preguntó su amigo.

—Nada—dijo Samuel.

No le pasaba nada. Solo estaba quizás cansado. Ahora que recordaba, no había dormido bien la noche anterior. Se había acostado tarde por estar jugando videojuegos y luego pasó el día entre la universidad y su trabajo de medio tiempo en la cafetería de un viejo amigo.

—Esto no es nada, Samuel—dijo Harry entrecerrando los ojos.

Samuel puso los ojos en blanco.

—No me jodas, Harry—le dijo Samuel algo cansado.

Harry se rio.

—Tenías una chica chupándote y de la nada te desinflaste—dijo Harry señalando su entrepierna—Eso sí que es algo raro en ti. Así que no me vengas con que nada te anda pasando.

Samuel se encogió de hombros.

—Tal vez mi subconsciente se dio cuenta de que estabas observándome—dijo Samuel. Estaba cansado o quizás era lo último que había dicho. Aunque era muy extraño. No era la primera vez que lo hacía con alguien viéndolo o cuando estaba cansado. No quería admitirlo, pero quizás si tenía que ver con Sapphire.

—No te estaba observando—dijo Harry sonriendo—Llegue a la fiesta, pregunte por ti y me dijeron que estabas con una chica aquí, cuando llegue, Stacie iba echando maldiciones, luego entre y te vi todo sufrido.

¿Sufrido? Soltó una carcajada. Él no estaba sufrido.

—No estoy sufrido—le dijo Samuel cansado.

—¿Qué sucede? —preguntó Harry mirándolo con seriedad.

—Nada—murmuró Samuel encogiéndose de hombros.

—Sam…—insistió su amigo. Samuel sabía que este no lo iba a dejar tranquilo.

Samuel soltó un bufido. Sabía que con Harry no iba a escaparse. Era su mejor amigo y lo conocía como la palma de su mano. No podía mentirle así de fácil sin que Harry no se diese cuenta. El chico era muy perspicaz cuando deseaba serlo.

—Es solo que no dejo de pensar en ella—admitió Samuel al fin sintiendo sus mejillas algo calientes ¿Estaba ruborizado por lo que dijo? Debía admitir que esto en verdad era muy vergonzoso. Él desinflándose porque no era la chica correcta la que le daba la mamada. Eso en verdad era muy extraño. Nunca le había sucedido. Ni cuando dormía con otras chicas para olvidarse de Jenna.

Harry abrió la boca, pero no dijo nada. Samuel cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás.

¿Por qué? ¿Por qué todavía pensaba en Sapphire? Se había dicho que no era amor lo que había sentido por ella. Solo había sido un deseo muy pasional. Había creído cosas, pero al final Johnny le abrió los ojos y le agradecía por ello. Se relamió los labios y recordó la última vez que estuvieron juntos. Sapphire había sido tan pasional con él, si se ponía a ello, todavía podía verla debajo de él, todavía podía escuchar sus dulces gemidos y la forma en la que llamaba su nombre.

—Parece que te perdiste en tu mundo—murmuró Harry irrumpiendo sus pensamientos.

Si, así parecía ser. Solo pensar en lo sucedido le hacía perder el sentido en un segundo. Samuel abrió los ojos y se puso de pie. Se acercó a la barandilla del balcón y miró hacia la ciudad. La fiesta se estaba celebrando en un apartamento en un residencial en la parte alta de la ciudad, gracias a la táctica ubicación de este podía ver parte de la misma. Pensó en Sapphire y se preguntó cómo estaría. Ni siquiera la había visto cuando Jenna, quien era la prometida del hermano de Sapphire, había dado a luz, y eso que rondó mucho por la casa de Charlie y Jenna para visitar al bebe porque este era tan hermoso. Raro, ya que no le gustaban los niños, pero no pudo evitar que el pequeño Michael se anclara en su corazón con aquellos ojitos avellanas y ese tupido cabello oscuro.

Se relamió los labios y pensó en un posible hijo suyo.

Después del viaje estuvo pensando mucho sobre Sapphire y un embarazo no deseado, ya que él había cometido un pequeño error. Claro, recordaba no haberse protegido la última vez que estuvieron juntos. Estuvo esperando que Charlie se acercase a él y le rompiese la cara por embarazar a su pequeña hermana, pero no sucedió nada y nadie dijo nada tampoco. Bueno, sabía que tarde o temprano iba a verla de nuevo, y que esto estaba a la vuelta de la esquina. Claro, ya que mañana…

—Mañana es la boda de Jenna, Sam—escuchó a Harry decir como si este estuviese escuchando en voz alta sus pensamientos.

Samuel ladeó la cabeza hacia él ya que su amigo se colocó a su lado. Harry lo miró y le sonrió.

—¿Que vas a hacer? —le preguntó Harry.

¿Qué iba a hacer? Quizás morirse por estar con Sapphire una vez más. Debía de admitir que la chica se le había adherido a la piel como ninguna otra. No era amor, eso era cierto, pero el deseo que tenía por ella era demasiado fuerte. Se decía que tenía que volver a tocarla para quitársela de encima, pero obviamente mañana no iba a ser un día para ello. Solo la vería desde lejos, era posible que la saludara y hablase con ella como si nada, pero cada quien seguiría con su vida.

—Nada—dijo Samuel encogiéndose de hombros.

—Sam—murmuró Harry.

Samuel bufo molesto. ¿Por qué Harry lo andaba jodiendo?

—No la amo, ¿de acuerdo? —le dijo Samuel para dejar clara algunas cosas—Pero no voy a negar que lo que sucedió con nosotros en el viaje me encanto—le dijo y era algo más que eso, pero no se lo iba a decir a su amigo—Amo su cuerpo, pero no a ella.

—Eso decía de Kylie y mira cómo estamos—murmuró Harry en tono divertido.

—Es diferente—le dijo Samuel—Siempre has estado obsesionado con Kylie.

Harry se ruborizó.

—¡Eso no es cierto!

Samuel sonrió. Ahora era el turno de joder a su amigo.

—¿Ah no? ¿Quién era que se paraba en la ventana por la mañana a ver a Kylie y a Jenna yéndose a la escuela cuando eran unas niñas? —preguntó Samuel para molestarlo.

—¡Estúpido! ¡Cállate! —exclamó Harry avergonzado mientras le daba un manotazo en el hombro—Además, tu hacías lo mismo por Jenna. Solo viéndola desde lejos y amándola en silencio.

Samuel se rio. Era cierto. Lo admitía. Había estado obsesionado con Jenna desde temprana edad. Simplemente no se acercó a ella porque su hermano mayor se lo había dejado bien claro cuando Jenna comenzó a verse como una mujer. Pero eso era ya pasado.

—Jenna es hermosa—murmuró Samuel recordando lo muy hermosa que era la chica de la cual se enamoró y de quien duro mucho tiempo enamorado hasta que en algún punto después de que esta comenzase a hacer su vida, comenzó a olvidar.

—¡Quién diría que el señor Callahan se tornaría en un pensador! —se burló Harry de él.

—¡Cállate! —le espetó Samuel tratando de pegarle.

Harry comenzó a reír para acercarse y pasarle un brazo por los hombros.

—Bueno, no creo que quieras seguir aquí cuando estoy seguro que Stacie le hará saber a sus amiguitas que Samuel Callahan no pudo pararlo porque estaba cansado—dijo Harry burlándose de Samuel nuevamente.

Samuel rodó los ojos.

—Eso me vale mierda—murmuró cansado.

—¿Qué tal si vamos a beber solo tú y yo? —sugirió Harry.

Samuel lo pensó bien. Mañana era la boda de Charlie y Jenna, aunque esta no era a tempranas horas si no en la tarde, no estaría bien que Samuel y Harry se pasasen de la raya con los tragos y al día siguiente tuvieran resaca y olieran a puro alcohol. No quería arruinarle el día a la pareja, así que era mejor que bebiesen a discreción, a pesar de que una parte de Samuel deseaba darle con todo y dejarse llevar, quizás así su pequeño amigo volvería a la vida y podría disfrutar con alguna chica.

—Nos emborrachamos y las chicas terminaran matándonos, Harry—le dijo a su amigo. No era por miedo ni nada de eso. Solo que quizás hoy no era la noche en la que deberían hacer eso, quizás mañana. Si mañana podrían hacerlo.

—Me hará lo mismo—le dijo Harry—No te preocupes. Tomaremos a discreción y antes de las 2 estamos en casa. Puedes quedarte en mi apartamento. Las chicas obviamente no pasaran por ahí—dijo y Samuel hizo una mueca—O quizás podemos comprar algunas cosas y tomarlas en mi apartamento. Así no tenemos que conducir después, ¿sí?

Parece que su amigo estaba loco por tomar y obviamente tenía que ser con él. Samuel soltó un suspiro. Bueno, no le haría daño tomar un poco y que además seria en el apartamento de Harry, si las cosas se ponían feas, solo tenían que quedarse allí.

Samuel al final asintió y Harry sonrió para después junto a él, darse la vuelta y entrar de nuevo a la fiesta. Samuel vio algunas chicas mirándolos, obvio que era a él, no a Harry, pero sabía por qué lo miraban. Samuel sonrió y las ignoró. No iba a pensar en estas ni en nadie. Le esperaba un gran día. Tenía que ahorrar energía ya que no todos los días te encontrabas con tu ex amante.

Denisetkm

Para leer esta historia, favor pasar por Nuestro Pequeño Secreto (Encontrando El Amor Libro #4.5). Dulce Loco Amor, es la segunda entrega de una mini-serie que pertenece a la serie: Encontrando El Amor. Si ya han leído, procedan. Gracias por el apoyo.

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