Kenia
Pasamos el día junto, me siento completa. Han pasado solo dos horas desde que nos separamos y ya tengo ansiedad por la ausencia. Decido que ha llegado el momento de comenzar a luchar por esta relación. Tomo el teléfono y marco, escucho como marca y cuando contestan, digo.
—Hola. Ma.
—Hola, hija. Qué bueno que llamaste. Espera que le digo a tu padre para que levante su extensión −espero unos segundos y escucho.
—Nena, que bueno que llamas, estaba muy preocupado.
—Sí papi, lo siento. Los llamaba para explicarles −guardo unos instantes de silencio mientras me armo de valor −Estoy enamorada −digo en trabalenguas, mientras espero la reacción.
—Que emoción –dice mama al tiempo que papi pronuncia.
—¿Quién es él? ¿le conocem