2

- Me gustas mucho, Ari.

- ¿Por qué no creo tanto en tus palabras? - dije riendo.

Realmente no podía identificar los sentimientos de Therry. A veces pensaba que le gustaba de verdad, otras veces solo me estaba usando para no estar solo, al igual que yo estaba haciendo con él. No, no me sentía culpable por eso, después de todo, ambos nos beneficiamos de esta relación de alguna manera. Y no quería enamorarme de él... Creo que incluso si lo intentara, podría, porque vi muchos defectos en Therry, que creo que no vería si me gustara. Lo encontré engreído, pero guapo . Odiaba que fumara todo el tiempo, a pesar de que vivía en el gimnasio y predicaba una vida saludable, no lo hacía. No estaba muy comprometido con nada. Realmente no me gustaban sus cambios de humor, pero siempre terminaba perdonando y ni siquiera sé por qué .

- Therry, creo que es mejor que te vayas. Al rato llegan Helena y Samantha y ...

- ¿Entonces? Somos novios. Entonces, ¿cuál es el problema con que vengan y me vean aquí? ¿No pagas por este apartamento tanto como ellos? – dijo enojado.

- En realidad estoy cansado. - Mentí. “He tenido un día ocupado y quiero dormir.

- Entonces prométeme que esta semana reservarás un tiempo en tu agenda solo para mí... ¿Tal vez podamos almorzar o cenar juntos, solo nosotros dos?

- Combinado. - dije molesto, por que se fuera de todos modos.

Se levantó del sofá, me dio un beso rápido y se fue.

Cuando se fue, me acosté en el sofá y respiré aliviado. Cada vez me gustaba menos su presencia en mi casa. Creo que era hora de terminar definitivamente con esa mala relación que no aportaba nada a mi vida. Me estaba dejando sin espacio y no me gustaba.

Helena abrió la puerta, luciendo cansada.

- ¿Cómo estuvo tu día, amigo? Yo pregunté.

- Bueno, en la medida de lo posible. ¿Y el suyo?

- Tratando de hacerlo mejor. - Admití.

Fue a su dormitorio y volvió en pijama y zapatillas y se sentó conmigo en el sofá.

- ¿Un café para acompañar las penas? ella preguntó riéndose.

- ¿Porque no? - Dije riéndome también. Se suponía que debía hacerle café a la que llegaba después de mí, pero sabía que no les gustaba mi presencia en la cocina para nada, ni siquiera para preparar un simple café. Tal vez esto se deba a mi terrible don para la cocina.

Pronto olía a café hecho por toda la casa y como loca me levanté del sofá y cerré la ventana para que no se fuera el aroma. Volví a sentarme en el sofá y Helena volvió con dos tazas de negros sin azúcar, como nos gustaban.

- Estoy listo para que confieses.

- Ay amigo y como lo necesito. – dije apoyando mi cabeza en su hombro después de probar ese café perfecto.

- ¿Cómo te las arreglas para tener tantos problemas y aun así resolver los de otras personas?

Me reí:

- Ya te dije que no es así, Helena. Los psicólogos no solucionan los problemas de otras personas... Sería bueno que fuera tan simple resolver los problemas de las personas, especialmente aquellas que ni siquiera conocemos.

- Pero al menos podrías anticiparte a los problemas antes de meterte en ellos, ¿no? Siempre fuiste muy correcto y centrado. Hay cosas que puedes contar de antemano, Ari.

- Sí, parece que a veces busco problemas...

- Pues entonces... Me alegro de que me tengas, un amigo fiel, leal y maravilloso. – dijo riendo. - Y Samantha, que también mola mucho, pero no tanto como yo.

Me rei en voz alta:

- Estoy de acuerdo contigo. En todo.

- Bueno, ¿qué está pasando entre tú y Therry?

- Ya sabías de lo que te iba a hablar, ¿no?

- Por supuesto... Ni siquiera tienes que ser tu mejor amigo para saber que esto es un problema.

- Ya no soporto estar con él. - Confesé.

- Se nota cuando están juntos, Ari. Pero parece que le gustas. Veo sinceridad en sus ojos cuando dice que eres importante y cosas así. Sabes que no me gusta mucho, pero sentiré pena por él cuando hayas terminado.

- No quería que todo fuera tan serio... No se suponía que fuera así. Ni siquiera sé cómo llegamos a esta relación, ya que nunca quise. De hecho, no tengo intención de estar en una relación seria con nadie en este momento, especialmente con alguien que no toque mi corazón de ninguna manera. Y ha estado presionando demasiado su presencia en mi vida en los últimos días. Me siento asfixiado.

- Tienes que decirle que... No con todas estas palabras, obviamente.

- Lo sé... Ya es hora de terminar lo que no debí haber comenzado. Pero me falta coraje... No quiero lastimarlo.

- Creo que se arrepentirá... No hay forma de evitarlo.

- Necesito tener el coraje y decirle la verdad cuanto antes. No puede tomar esto demasiado tiempo, ya que puede crear aún más expectativas.

- Estoy de acuerdo.

- Pero ahora dejemos mi vida a un lado y hablemos de nuestro eterno problema, nuestra amiga Samantha.

- Hmm …- dijo Helena tomando todo el café de una vez y haciendo una mueca.

- ¿Dónde está ella? Debería estar en casa ahora.

- Está en el bar del bloque de arriba.

- ¿Haciendo qué en el bar?

- Mirando a Jonathan.

- Samantha no puede hacer eso. dije furiosamente.

- No tenemos nada que hacer, Ari. Ella es una adulta.

- Pero ya no están juntos, ella misma terminó con todo.

- Bueno, ella lo siente y ha decidido que ama a Jonathan.

- ¿Cómo puede hacer eso? ¿Sabías que tenía otra, lo viste con ella y sigue encorvada así?

- Hizo lo que debió hacer en su momento... Terminó la relación.

- Sí, hizo bien en romper con él. Jonathan era un ordinario, um... Ni siquiera tengo palabras para lo que hizo. Pero no sé si lo odio más por traicionarla o a ella por correr tras él como si nada.

- Como dije, ella es una adulta. No hay nada que podamos hacer, después de todo, ella no escucha nuestros consejos.

- Pero somos sus amigos, tenemos que intervenir, ¿no crees?

- No. No creo. De momento no acepta opiniones y solo pelearemos si insistimos. La abrazaremos cuando sea necesario, más adelante. - Dijo Helen con calma.

- Helena, no podemos dejarla caer. - Respondí. No podía soportar la forma en que Samantha se humilló ante Jonathan.

- No haré nada, Ari. Samantha no nos oye. De hecho, ella no escucha a nadie.

- Yo... Hablaré con Jonathan.

- Tal vez sería una buena idea... Pero, ¿qué dirá? A quien no le gusta ella. ¿Y qué puedes hacer al respecto? Cualquier cosa. No hay forma de obligarlo a que le guste Samantha.

- ¿Y si le gusta? Tal vez sea bueno para su ego verla persiguiéndolo así. - Yo pensé.

- Estoy casi convencido de que Jonathan nunca sintió nada por Samantha.

- Idiota... Eso es lo que es. – dije enojado al pensar en ese par de ojos verdes.

- No digas eso... Jonathan es un buen tipo. Merece nuestra consideración.

- Helena, no puedo creer lo que estoy escuchando. - De verdad, no podía creer que mi amigo estuviera defendiendo a Jonathan y no a Samantha.

- Ari, Samantha supo desde el principio que no había futuro. Prácticamente obligó a Jonathan a quedarse con ella. Insistió tanto que no tuvo salida. Bien sabemos que nunca estuvo con alguien tanto tiempo como con ella. Seis meses... Largos, en mi opinión . Nunca lo había visto involucrarse por tanto tiempo. Y estaba feliz, aunque sabía que no era lo que siempre había soñado. Nunca mintió sobre quién y cómo era.

- Qué discurso tan horrible, Helena. ¿Estás diciendo que debería disfrutarlo mientras duró y eso fue todo?

- Soy el único que puede ver ambos lados, ¿no? ¿Alguna vez has pensado en Jonathan en esta historia? No, solo piensas en Samantha, porque es nuestra amiga. Y no tenemos la culpa de sus acciones, Ari. Le advertimos de todo lo que podía pasar antes de que iniciara la relación con él, de manera casi forzada. Conozco a Jonathan y tú lo sabes. Él y Daniel han sido amigos durante mucho tiempo. Él no es un mal tipo. Él nunca le prometió nada. De hecho, estuvo mal traicionarla y ella hizo bien en romper con él. Lo que no veo el punto es que ella ahora se arrepienta y viva detrás de él.

- Entiendo... - dije aunque no entendía mucho. En mi opinión, Helena aún defendía a Jonathan y no vi defensa alguna para él.

- Además, tengo mis sospechas en toda esta historia...

- ¿Desconfianza? ¿Cuáles serían? pregunté con curiosidad.

- Quizá me equivoque... Ya intenté hablar con Daniel sobre este tema, pero no me dio mucha importancia.

- Habla, Helena.

- Creo que te mira con segundas intenciones.

- ¿Quién, Jonatán? – pregunté, tratando de no reírme.

- Sí.

Empecé a reír con ganas. Helena solo podía estar loca.

- Lo digo en serio. – dijo ella sin reírse.

- Eso nunca pasó... No hay posibilidad...

- ¿Alguna vez lo viste mirándote? ¿O crees que no hay manera de que pueda estar interesado en ti? ¿Y te interesaría?

- Helena... No puedes hablar en serio. – dije sin reírme esta vez. No sabía la intención de Helena al decir todas esas tonterías.

- Bueno, espero que mis ojos y mi intuición estén equivocados. - Dijo levantándose del sofá. “Porque si tengo razón, vamos a tener problemas allá afuera.

Fue a la cocina y me bebí todo el café de una sentada, luego sentí el sabor amargo pero bueno en la boca. Cogí mi taza y fui tras ella, que estaba en el fregadero.

- ¿Cuándo viste esto? Yo pregunté.

- Algunas veces...

- ¿Por qué nunca me dijiste?

- Porque nunca habíamos hablado de eso... Además, Samantha siempre está con nosotros, así que no había forma de compartirlo contigo.

- No veo la posibilidad de que eso suceda.

Helena me miró a los ojos y me preguntó:

- ¿Porque? Eres una mujer hermosa, Ari... ¿Por qué no podía estar interesado en ti?

- Helena, puede ser solo una mirada... No quiere decir que sea deseo o lo que sea.

- Ari, no nací ayer. No soy estúpida.

- Está bien... Voy a mantener un ojo en eso. ¿O no debería? preguntó ella confundida.

- Creo que deberías ser más inteligente, sí. No lo mires a los ojos, por el amor de Dios. ella dijo. - Ahora no.

- Por supuesto que no haría eso. - dije más que rápido. “Solo pensar en eso me hace sentir mal.

Helena guardó la taza limpia y yo empecé a lavar la mía. Me dio un beso y me dijo:

- Voy a darme una ducha e irme a dormir. Estoy realmente cansado.

- ¿Y el compromiso?

- Óptimamente genial. Maravillosamente maravilloso. – dijo riendo.

Me reí. Me encantaba cuando hablaba así. Y preguntar por el compromiso siempre le traía alegría.

- Nunca he visto a nadie tan enamorado de su futuro esposo. Dije haciendo una mueca.

- Esperando que el tiempo pase pronto y nos casemos. - ella dijo.

abracé fuerte y le dije:

- Tú y Daniel se merecen toda la felicidad del mundo... Sois muy especiales. Y me alegro mucho por ti...

Ella le devolvió el abrazo:

- Ari, espero que tú también sientas lo que yo siento algún día. Y seguro que cuando menos te lo esperes aparecerá el hombre que te sacará de tu centro.

- No quiero descentralizar. - dije confiado.

Ella rió:

- Buenas noches, Ari.

- Buenas noches.

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo