[DANA]
No me había sentido tan cómoda hablando con alguien desde Ángel; era como si mi confianza se reconfortara en él. Subimos al elevador y nuestras manos se rozaron; las puertas se cerraron y nos volteamos a ver con Max. Sonreímos y poco a poco nos acercamos. Max posó su mano derecha en mi cadera y la izquierda la colocó en mi cuello, acercando un poco más mis labios a los suyos. Al igual que él, dejé una mano en su pecho y con la otra acaricié su mejilla, mientras nos hundíamos en aquel beso profundo y delicado.
Ni siquiera sentimos cuando el elevador abrió sus puertas, hasta que un carraspeo nos trajo de vuelta a la realidad.
—Eso explica el porqué de su desaparición... ¿No podían esperar a que la gala terminara? —nos reprendió Génova.
Max sonrió, mostrando el hermoso hoyuelo en su mejilla, y me miró; pero yo no fui capaz de mirarlo, ni a él ni a Génova. Reía con vergüenza y mis mejillas ardían. Escondí mi rostro en el pecho de mi prometido y mordí mi labio, soltando un leve susp