Fabrizio
—No puede ser… —digo aterrorizado—Gran Alfa, no puede morir —repito, espantado.
—Lo siento mucho, Fabrizio —me dice Alfa Rogelio, de Sombra de la Noche.
Era el primero que había logrado frenar los ataques en su manada con bastante esfuerzo. Lo encontré en el camino hacia el castillo, y tu