—¿Tienes frío?— me pregunta él, y me envuelve en varias cobijas.
Pone mis manos debajo de su camisa, y yo acaricio su piel. Él parece entender rápidamente qué es lo que necesito, y se quita la camisa. Al sentir su piel tan directamente, me siento mucho mejor. Su piel es cálida, deliciosa y el aroma