Cuando Jasmine se inclinó para besar a Álex, el repentino rugido de las aspas del helicóptero inundó el aire. El viento despeinó su cabello y la obligó a protegerse los ojos mientras el helicóptero se cernía hábilmente sobre el suelo, levantando remolinos de escombros por la calle.
Sin perder un segundo, Álex alzó a Jasmine en brazos y se apresuró hacia la aeronave. De un solo impulso logró subir al helicóptero, manteniéndola firmemente protegida contra él.
"¡Vámonos ya!" Gritó Álex sobre el ensordecedor ruido.
"¡Entendido, señor!", respondió el piloto mientras estabilizaba la aeronave y comenzaba a ascender.
La fuerte corriente de aire hizo que los transeúntes dispersaran, mientras los guardias de Kingston observaban con frustración cómo el helicóptero se elevaba velozmente hasta perderse de vista.
En el interior, Álex colocó a Jasmine delicadamente en un asiento. A ella se le entrecortaba la respiración mientras su rostro delataba un intenso deseo.
Sin vacilar, posó sus manos sobre s