—¿Yo? No, yo no mate a tu omega. Fue el médico, en quien tanto confiabas, solo te distraje unos momentos para que el le obligaba a beber aquel liquido sin ningún ruido. Creo que más bien fue el quien acepto tomarlo, el sabía que entre nosotros podía estar pasando algo que hace minutos antes habías hacho con el, y como no, tienes más concubinas que un emperador mujeriego, y sorprendentemente ninguna te dio un heredero ¿No? Tu desesperación causó mi presencia aquí...la muerte de Aron es tu culpa. Sonri&o