Travis estacionó su auto frente a un edificio que no destacaba por su elegancia. Las paredes desgastadas y la entrada mal iluminada contrastaban con el lujo al que estaba acostumbrado, pero eso no le molestaba. De hecho, era parte de la razón por la que le gustaba ese lugar. Ahí nadie lo reconocía. Ahí, no era Travis Johnson. EN ese lugar, era John.
Apagó el motor y permaneció unos segundos en el auto, con sus manos firmemente apoyadas en el volante. El ambiente a su alrededor era tranquilo, solo roto por el sonido de los autos que pasaban de vez en cuando. Travis levantó la vista hacia el edificio, y una sonrisa curva se dibujó en sus labios al ver una figura que salía por la puerta principal.
Era la chica con la que salía, Jessica.
Su cabello rubio y corto brillaba bajo las luces del exterior, y la manera despreocupada con la que se movía siempre lograba desarmarlo. Su belleza era innegable, y cada vez que la veía, sentía esa chispa oscura que lo consumía. Pero lo más intrigante de t