Capítulo 9
Carlos no entendía por qué me había convertido en tal situación.

Con temor, sostuvo mi cuerpo, como si temiera que perdiera el equilibrio y cayera de la cama.

—Claudia, ¿qué sucede? Lo siento, no era mi intención, no me asustes...

Pero solo sonreí sin cesar.

Nunca supe que la indiferencia de Carlos, sus reproches y su deseo de culparme eran, en realidad, simplemente su forma de "amar".

Poco a poco, con sus constantes intentos de calmarme, empecé a serenarme.

Secándome los ojos húmedos con los nudillos, tomé el iPad.

Y le pasé un informe de diagnóstico, con calma.

—Carlos, si esto es lo que llamas amor, tal vez debas considerar tener un robot como niñera.

No iba a ser tan elocuente como Valeria al insultar.

Era lo más cruel que podía decir.

Sin embargo, frente a mí, Carlos comenzó a temblar, sus manos temblaban sin cesar.

Sus ojos se tornaron rojos, y me miró con asombro, murmurando.

—Esto no puede ser, Claudia, por favor, dime que no es cierto...

Al ver que no cambiaba mi expresión, Ca
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