—¿Me aceptarás?
A Raquel le asombró que después de todo, Adrián siguiera considerando sus sentimientos y decisiones. No era del tipo que decidía por ella y asumía cosas basadas en su estado actual, porque obviamente, ya se estaban comportando como una pareja real.
"Adrián realmente es una buena persona". Reflexionó.
Raquel colocó suavemente las manos en sus mejillas. Sus ojos estaban fijos en esos cautivadores orbes grises. Con un atisbo de sonrisa, susurró. —Yo también lo quiero. Quiero explorar las posibilidades de lo que podríamos haber sido si no hubiese sido por tu accidente. Tristemente, no podemos volver atrás en el tiempo, pero no es demasiado tarde para nosotros.
—No es demasiado tarde —coincidió Adrián. Sonrió y la acercó, su frente descansaba sobre la de ella—. Estamos aquí, y todavía somos jóvenes.
—Así que, sí. Estaría feliz de aceptarte, sin más pretensiones —asintió Raquel en respuesta. Una vez más, las lágrimas corrieron por su rostro. Sin embargo, esta vez eran lágrima