Adrián suspiró profundamente, siguiendo la petición de Raquel. La acercó más a él y le dio un beso en la frente. Reconoció: —Está bien. Si eso es lo que deseas. Lo dejaré ir.
La demanda de Raquel de que se mantuviera al margen dejó a Adrián con una sensación persistente de inquietud. No hacía mucho que Renata le había pedido que investigara su accidente, una petición que había llevado a Adrián a sospechar una conexión con el padre de Raquel.
"¿Qué debería hacer ahora?" reflexionó Adrián. "¿Realmente podría dejarlo así?"
Adrián pensó que lo dejaría descansar, pero eso no significaba que se detendría. Además, todavía tenía muchas cosas que hacer. Por ahora, Adrián se enfocaría en su luna de miel.
—Gracias, Adrián. Gracias por decirme, y gracias por entenderme —dijo Raquel.
—Por supuesto —asintió Adrián, su voz llena de empatía—. Soy igual, con problemas paternos. Así que entiendo cómo te sientes. Olvida que alguna vez mencioné a tu padre. Vamos al resort.
Poco después, su traslado privad