—¿Por qué no te sientas un momento? Tengo algunas instrucciones para Carlos —sugirió Adrián porque las piernas de Raquel estaban temblando. La culpa lo invadió, viendo a su esposa caminar chistoso en el lobby del hotel. Sabía que era su culpa, pero ella explícitamente dijo que podía "arruinarla."
Tuvieron sexo muy intenso en la ducha. Quizás se había excedido, pero Raquel estaba gritando de placer, y no pudo contenerse.
—¿Qué le pasa a la señora Reyes? —preguntó Carlos con curiosidad.
El rostro de Raquel se enrojeció. Reaccionó: —Estoy bien. Me... me resbalé en el piso del baño hace rato.
Adrián tosió. Se cubrió la boca ante la excusa de su esposa. Quería reírse pero entendía por qué tenía vergüenza de admitirlo frente a Carlos.
—Ah —los ojos de Carlos vagaron después de la respuesta de Raquel. Después, miró a Adrián. Cuando el hombre lo fulminó con la mirada, Carlos dijo—: Ah.
—Ah... —Carlos repitió—. Ya veo.
—¿Qué ves, Carlos? ¿Dudas de mi respuesta? ¡Sí me resbalé en el piso! —excla