Antes de que Raquel pudiera indagar más, su teléfono sonó. Vio que era Juana y supo que la llamada era importante.

Cuando atendió la llamada, Juana dijo. —Señorita Álvarez, tenemos un problema. Los clientes están exigiendo sus conjuntos de joyas, pero si les damos los que tenemos en stock, no tendremos suficiente para la exhibición en la gran inauguración.

—Estaré allí pronto, Juana. Gracias por llamarme —dijo Raquel.

Antes de que Adrián pudiera entrar a su nueva oficina, Raquel le dio un beso en la mejilla, diciendo, —Tengo que irme, hablaremos más tarde sobre mis sorpresivas acciones de la empresa.

Se dio la vuelta, pero rápidamente se dio cuenta de que había olvidado algo, se volvió hacia Adrián con una sonrisa y agregó. —Felicidades de nuevo por ser el CEO interino. Sé que lo harás bien, estoy orgullosa de cómo dominaste la sala durante la reunión.

Adrián sonrió, le guiñó un ojo y declaró. —Gracias, Raquel. Lo hice para impresionarte.

—Sí, claro —dijo antes de reírse de la sugeren