Diez días después de que una avalancha me quitara la vida, mi marido, por fin, se acordó de que existía. Todo porque su primer amor tenía anemia aplásica y necesitaba desesperadamente mi médula ósea. Había vuelto a casa con los papeles de donación para que los firmara, solo para encontrar la casa vacía. Nadia se apoyó débilmente contra el pecho de mi esposo. —¿Crees que Vanesa me odia tanto que prefirió huir de casa antes que donarme su médula? —Tal vez deberíamos olvidarlo, creo que podía aguantar un poco más. Claudio la tranquilizó con cariño. —No voy a permitir que te pasé nada malo. Al fin y al cabo, solo necesita donar su médula ósea, no era como si fuera a morirse por eso. Sacó el celular y me escribió. [Donde quiera que estés, vuelve ahora mismo a firmar los papeles de donación]. [¡No seas tan egoísta! Nadia está gravemente enferma y, si no hacemos el trasplante de médula pronto, va a morir. Solo te estoy pidiendo que dones tu médula ósea, ¡no que entregues tu vida!] [¡Si sigues negándote a hacerlo, cancelaré el tratamiento médico de tu madre!] Ay, Claudio, yo ya estaba muerta desde el momento en que te marchaste de la pista de esquí con Nadia. La avalancha me había enterrado junto con el bebé que crecía en mi vientre. Y mi madre, tratando desesperadamente de rescatarme, también había perdido la vida atacada por lobos salvajes. ¿Cómo era posible que no supieras nada de eso?
Leer másÚltimamente, el tiempo que permanecía consciente era cada vez más corto, la mayor parte del tiempo estaba acurrucada en los brazos de mamá, durmiendo en un estado de confusión.Ocasionalmente, cuando despertaba, veía a Claudio como enloquecido, hablándole al aire. A veces lloraba, a veces reía.Los vecinos pensaron que se había vuelto loco y llamaron a la policía varias veces por miedo.El séptimo día, Nadia vino a buscarlo.Lo miró y le dijo con debilidad.—Estos días te he estado llamando y no me contestas, ¿has estado en casa todo este tiempo?Él no le respondió, solo continuó silenciosamente con lo que tenía en las manos.Nadia corrió hacia él y lo abrazó.—Claudio, ¿qué te pasa? ¿Te reconciliaste con Vanesa? Pero me prometiste que me acompañarías hasta que me recuperara.Él la empujó.—Ya no puedo reconciliarme con ella.Nadia se quedó atónita.—Entonces, ¿qué haces aquí? El doctor dice que necesito un trasplante de médula ósea urgentemente. Convence a Vanesa, si quiere dinero, pu
Llegamos a la morgue y el empleado abrió dos compartimentos refrigerados.Vi mi cuerpo y el de mi madre yaciendo allí, en silencio.Como después de morir había estado sepultada bajo hielo y nieve, mi cuerpo no estaba hinchado ni descompuesto.Pero el cuerpo de mi madre no se veía tan bien, había sido desgarrado por lobos salvajes y solo quedaba la cabeza.—Vanesa, no mires —ella me abrazó suavemente y cubrió mis ojos con sus manos.No sé por qué, pero parecía poder sentir la temperatura que emanaba de su alma.Claudio miraba fijamente mi cara, completamente petrificado. Sus emociones estaban un poco fuera de control.—¿Cómo es posible? Cuando me fui estaba bien. Solo había pasado media hora.El empleado se sintió mal, pero continuó con su trabajo.—Señor Claudio, estas son las pertenencias personales de la señora Vanesa, por favor, revíselas.Él abrazó mi mochila y comenzó a llorar.Mamá me cargó y se sentó en una mesa en el rincón, cantándome las canciones de cuna de mi infancia.—Niñ
Claudio llegó al hospital donde, suponía, mi madre estaba internada y recorrió la habitación de un lado a otro varias veces sin verla por ningún lado.Justo pasó una enfermera y él la detuvo, tomándola del brazo.—¿Dónde está la señora Cristina Sanz que estaba internada en esta habitación?La enfermera lo miró y, después de pensar un momento, dijo:—Ah, ¿esa señora mayor con cáncer terminal? Se dio de alta hace trece días. Dijo que iba a acompañar a su hija y a su yerno para su aniversario… ¿Usted qué es de la señora Sanz? Las células cancerosas de la anciana se extendieron muy rápido, no le queda mucho tiempo. Cuídenla bien.Claudio no podía creerlo.—¿Cómo es posible? El cáncer de la señora Sanz estaba en etapa intermedia, ¿no se había controlado con el tratamiento?—Los detalles no los sé muy bien, si usted es familiar, puede preguntarle al médico tratante.La enfermera se alejó mientras que él se desplomó contra la pared y se sentó en el suelo.—¿Por qué no me dijiste que tu mamá y
El plazo de tres días que me había dado llegó a su fin, pero yo seguía sin aparecer en el hospital. Como Nadia le susurraba todos los días al oído que se iba a morir, Claudio regresó a casa muy irritado, pero la casa seguía igual que antes, solo que en la puerta había una factura de electricidad por pagar.Vi a Claudio parado en la entrada, llamándome por el celular. Del otro lado, se escuchó la voz mecánica, indicándole que el número que había marcado estaba apagado. Frunció el ceño y abrió la aplicación de chat, donde los mensajes seguían siendo los mismos que me había enviado tres días antes, presionándome para que apareciera pronto para que donara médula ósea a Nadia.Por supuesto, sin respuesta.Abrió mis redes sociales y, cuando vio la foto que había publicado hace trece días, su mano se detuvo por un instante. En la foto yo estaba parada en la cima de una montaña nevada, con el sol recién salido detrás de mí. El texto era solo una línea corta: "Feliz tercer aniversario de bodas"
Claudio acompañó a Vanesa de vuelta al hospital.Los dos se veían íntimos, como una pareja enamorada.—Claudio, ¿será que Vanesa me odia mucho y por eso se esconde a propósito? Desde el principio, no debí haber regresado al país, no debí haber pensado en verte una vez más antes de morir. No tienes que quedarte en el hospital acompañándome, mejor vete a casa a consolar a Vanesa. Cuando yo muera, ustedes se reconciliarán. —En la cama del hospital, Nadia estaba al borde de las lágrimas, empujando suavemente a Claudio hacia afuera.Él le acarició el cabello con ternura.—Tonta, es solo anemia, no te vas a morir. Aunque Vanesa no done su médula ósea, haré todo lo posible para encontrarte una compatible.Nadia se veía conmovida. —Gracias. Conocerte ha sido lo más hermoso que me ha pasado en la vida. No sé cuánto tiempo más podré vivir, o si podré esperar hasta que tengamos éxito con una segunda muestra de médula. El doctor dice que los datos de compatibilidad de la médula de Vanesa en
Diez días atrás, Claudio y yo habíamos hecho planes de ir a esquiar a la montaña San Lorenzo. Ya me había puesto todo el equipo de esquí y esperaba ansiosa por el instructor, sentada en el lobby, cuando, de pronto, Claudio apareció frente a mí acompañado de Nadia, su primer amor, tras lo cual me extendió unos documentos de donación.—Vanesa, tú y Nadia salieron compatibles para el trasplante de médula ósea. En cuanto regresemos, programaremos la operación.Nadia, con su cara mortalmente pálida, me tomó las manos, llena de gratitud.—Vanesa, no sabes cuánto agradezco que estuvieses dispuesta a donarme tu médula ósea. Tanto Claudio como yo estaremos eternamente agradecidos contigo.Liberé mis manos y miré a Claudio con incertidumbre.—Claudio, estoy esperando un bebé, ¿podríamos posponer la donación?Quería quitarme el equipo de esquí para buscar los resultados del embarazo, pero Nadia me miró con los ojos llenos de lágrimas.—Vanesa, durante estos últimos meses Claudio había esta
Último capítulo