Capítulo 24.
—¡Suéltame!¡Déjenme ir!
Grito desesperada. Sus hombres me tomaron a la fuerza y me pusieron una capucha en la cabeza. Creo que me subieron a un auto y me llevaron hacia la guarida. Siento los zapatos de mis raptores sobre un suelo metálico. Escucho gotas de agua caer y el lugar es muy frío. Mi voz desesperada retumba en el lugar haciendo eco. Finalmente abren una puerta y me entran al lugar. Me quitan la capucha y mi mirada es interceptada por sus ojos verdes que me miran seriamente. Viste una simple camiseta blanca dejando ver sus fuertes brazos y parte de su enorme tatuaje que cubre toda su espalda. Se aclara la garganta y los gorilas que lo siguen salen de la habitación dejándonos completamente solos.
Respiro y me permito mirar a mi alrededor.
Para mi sorpresa no es un almacén abandonado o algún lugar donde normalmente los psicópatas criminales llevan a sus víctimas. Es sólo una habitación muy limpia , tiene una enorme cama King Size cubierta por un juego de sábanas negro, un arm