Hibrand se despertó temprano, como todos los días, porque a primera hora tenía que ir al campo, aunque después tuviera que trabajar el resto del día en la oficina. Eran las ocho y ya debería estar en las plantaciones mirando que hacía falta y que todo estuviera bajo control.
Se quedó mirando la mujer que tenía a su lado. En algún momento las sábanas debieron de caer y ella dormía relajada, totalmente desnuda, igual como lo estaba él, de momento era solo suya, después, el después él no quería pensarlo.
Agarró el teléfono de ella que estaba en la mesita, no tenía clave, quería echar un vistazo, pero se arrepintió, no quería que lo viera y pensara lo que no era, bueno… si, también podía pensar lo que era, por