Lucía nunca tuvo mucho éxito con los chicos, de niña, pasaba desapercibida por regla general, o así lo pensaba, pues siempre hubo un chico interesado en ella. Ese chico es Carlos, y nunca hubo nada entre ellos, pues para ella, él siempre fue un niño pequeño, de la misma edad que su hermano... nunca lo vio como algo más. Años más tarde, vuelven a encontrarse, él con sus 25, ella con sus 31 años. Sigue habiendo una diferencia de edad más que evidente, pero algo ha cambiado, ellos han crecido.
Ler maisUna niña de no más de quince años bajaba las escaleras. Acababa de pasar una velada de lo más productiva en casa de su amiga Sara, una niña de cinco años de edad, y en ese momento, pensaba en ella.
Sara era una niña muy lista para su edad, eso era debido a su madre, que era maestra y la enseñó a leer incluso antes de ir a la escuela, y a su hermano mayor, Carlos, el cual cuidaba de ella en todo momento, excepto cuando se peleaban, que solía ser en pocas ocasiones.
Su padre era guardia civil, y nunca estaba en casa, cosa que agradecía bastante, pues cuando estaba era un hombre muy duro, que no dudaba en levantarle la mano a todo aquel que no acatase sus normas, la principal víctima de sus fuertes palizas era Carlos, incluso cuando no tenía culpa de ello.
Aquella familia estaba veraneando en la costa de la ciudad, en un pequeño apartamento cerca del mar, como solían hacer desde unos años hasta el momento, aunque, parecía que sería el último, pues el hombre de la casa, estaba cansado de no ver a su familia cuando volviese a casa, en la ciudad.
Aquella joven estaba algo triste por todo esto, ¿qué haría cuando ellos se marchasen? ¿volvería a ver a Sara? ¿y a Carlos? No es que no volver a ver a Carlos fuese un problema para ella, pues él para ella, tan sólo era el mejor amigo de su hermano, pero ... ¿y su hermano? ¿volvería él a ver a su mejor amigo?
Acababa de llegar abajo del todo, dispuesta a abrir la puerta del portal y marcharse, cuando esta se abrió y apareció aquella persona en la que había estado pensando minutos antes: Carlos.
- ¿Ya te vas? – preguntó él, mientras ella asentía, bajaba la cabeza y salía del edificio – espera – la llamó él, haciendo que la joven se detuviese y mirase hacia él, sin comprender que era lo que quería, pues ellos no solían hablar demasiado – hay algo que quiero decirte.
- ¿A mí? – preguntó ella, con incredulidad, pues él no solía dirigirse a ella casi nunca - ¿por qué?
- Porque me iré la semana que viene y puede que no vuelva más – aseguró él, dejándole claro que aquello que había escuchado de sus padres era cierto, él y su familia se marcharían, y ya no volverían jamás – verás yo ...
- Hace frío, Carlos – espetó ella, tocándose los brazos, molesta, mientras él tiraba de ella hacia el interior del portal - ¿qué...?
- Me gustas – aseguró él, haciendo que la muchacha se quedase de piedra al escuchar aquello – no pensaba decírtelo, pero ...
- Sólo eres un niño – se quejó ella, como si no pudiese creer su suerte. De todos los chicos que podrían fijarse en ella lo hacía el único que le restaba en edad. Ella nunca se fijó en él, no de esa manera al menos, y su reacción fue con tan poco tacto que lo explicaba perfectamente, su sorpresa - ¿qué esperas que diga?
Aquel chico desaliñado, aquel que siempre sonreía, al que muy pocas veces había visto llorar, ese que siempre estaba feliz por absolutamente todo, a pesar de las situaciones desfavorables de su vida, aquel que jamás pensó ver en aquella situación, perdió su sonrisa, luciendo triste, decepcionado, infeliz.
Lo supe en ese justo instante, le había roto el corazón a aquel niño sincero, aquel niño bueno que siempre tenía una bonita sonrisa en su rostro.
Porque sí, aquella niña llamada Lucía era yo, y estoy aquí para contaros que sucedió a partir de ese día.
Me gustaría deciros que seguí mi cabeza, mi instinto que me decía a toda voz que aquello era una locura, que me quedé en casa y mandé lo que sentía por Brad al fondo del océano, me gustaría poder deciros que le dejé marchar y me olvidé de él. Pero nada de eso sería cierto, y de eso se trata, ¿no?, de contaros exactamente que fue lo que pasó. Era una locura, por supuesto que lo era, pero aquella vez quería arriesgarme, necesitaba hacerlo, necesitaba apostar por aquello que sentía por él, apostar por aquella extraña relación, sentir que por una vez en mi vida las cosas empezaban a salirme bien. Así que, ese mismo día llamé al trabajo para comunicarles que me marchaba del país, y que no tenía ni idea de cuando volvería, me despedí de mamá, de mis amigos y me marché con él a Austria, a pesar de que mi mejor amiga opinase que era una pésima idea, pero en aquel momento no podía prestarle aten
Escribí un nuevo mensaje a mis amigos, diciéndoles que obviamente ya era tarde y no me daba tiempo a llegar, pero que me apuntaría a la próxima. Dejé el móvil sobre mi regazo, mientras miraba hacia Lilith, la cual se había quedado dormida sobre mí, al mismo tiempo que su padre me observaba. - Deberías llevarla al hotel – le dije, pues no quería que la pequeña cogiese frío – hace frío. - Gracias por ser amable con ella – agradeció, para luego asentir, ponerse en pie, sacudirse la arena y cargar a su hija en sus brazos, sin que se despertase aún. Me observó durante un minuto, antes de despedirse – adiós Lucía. - Avísame otro día – le dije, haciendo que él me mirase algo sorprendido, por mis palabras – ha sido agradable ... - pero no pude terminar, no tenía ni idea de que decir. Él son
27 – volar como las gaviotas La semana siguió su curso y el sábado por la tarde, quedé con algunos ex compañeros de mi antiguo trabajo, pues aún manteníamos el contacto. Fui a recogerles a la puerta del hotel, la idea era ir a merendar a una de las cafeterías del centro comercial, y quedarnos allí hablando por horas, poniéndonos al día. Pero nunca llegué a entrar. Me detuve tan pronto como le vi, de brazos cruzados con una enorme sonrisa en su rostro, observando como su hija corría hacia la puerta del hotel, con esos andares tan peculiares suyos, rompiendo a carcajadas, tan pronto como la pequeña, empujaba la puerta con dificultad, intentando abrirla. Pero perdió la sonrisa tan pronto como se percató de que una muchacha, en el exterior, la ayudaba en su cometido, abriéndole la puerta para que la niña saliese. Miré hacia la pequeña, antes de que él se percatase de mi presencia, y la invité a salir por la puerta. La niña me observó, con s
La vuelta al trabajo fue mejor de lo que esperaba, estaba deseando volver al trabajo, dejar todo atrás, y sobre todo el dilema de Carlos y Brad fuera de mi mente. Carlos y yo habíamos terminado, pero lejos de cómo pensé en un principio, habíamos acabado bien. Sin reproches, sin penas, sin remordimientos. Lo habíamos intentado, y habíamos fracasado, y era más que obvio cual había sido la razón: teníamos cuentas pendientes con terceras personas. Yo aún tenía sentimientos por Brad, y él por Sofía. Ya no trabajaba en el hotel, si lo que os preguntáis es si volví a verle en el trabajo. Recortaron la plantilla y me echaron justo después de navidad, supuestamente volverían a llamarme en verano, pero ya no tenía esperanzas ni de es
La vuelta a casa fue callada, demasiado, y ninguno de los dos dijo demasiado sobre el viaje, sobre sus amigos, o sobre nada de interés. Sólo hablamos sobre el tráfico, el calor que hacía, y sobre lo mucho que echaba de menos el clima de mi pueblo. Aparcábamos el coche cerca de la playa, sin tan siquiera llegar a casa, yo sabía que era lo que quería cuando me dijo "paremos aquí y demos un paseo, hablemos", sabía que iba a dejarme, lo sabía perfectamente, pero ni siquiera le detuve. Si aquello debía terminar, lo mejor es que fuese cuanto antes, porque .... ¿para que alargar algo que ha llegado a su final? Esa fue la primera pregunta que me hice cuando dejé de contestar a los mensajes de Brad. Algo dolió dentro de mí al pensar en él, y dolió aún más cuando vi su imagen en mi cabeza. Sin lugar a duda, dejar atrás a Brad era lo más doloros
Cumplimos sus palabras al cien por cien, pues lo hacíamos como conejos, cada día, y varias veces. Pero eso no fue todo lo que hicimos, me llevó a visitar la ciudad, aunque yo ya la conocía, era mucho más emocionante verla con alguien que ya la conocía. Incluso una noche, me presentó a sus amigos de allí. Remontémonos a esa noche, pues, porque me enteré de muchas cosas esa noche. Fuimos a casa de uno de sus amigos, a una barbacoa, y me presentó ante todos como una amiga, eso fue lo primero que me resultó super raro, pues él mismo me había dicho siempre que quería poder presentarme ante todos sus amigos como su novia ardiente. Sus amigos eran majos: Edu, Sara, Manu, Ezequiel y Sofía. Habíamos empezado a comer la carne, cuando Sara,
Último capítulo