Valentina, veintiocho años (tres meses antes de morir):
Dos semanas después de la muerte de su prometido, Valentina se encontraba en completa soledad en la casa donde alguna vez vivió con Lorenzo. La casa se sentía demasiado silenciosa.
Estaba sentada en una esquina de la habitación, abrazando un portarretrato que tenía la foto del día que él le había pedido matrimonio, donde ella posaba felizmente con Lorenzo. Veía fijamente la cama cubierta con sábanas blancas y las lágrimas rodaban por sus mejillas.
Le extrañó que en su vida hubiese tanta felicidad, había presentido que una desgracia como aquella podría ocurrir. Lorenzo no se llevaba bien con Marko, y si no le agradas a un Rumanof, no vivirás por mucho tiempo.
A Marko Rumanof nunca le gustó que le negaran lo que quería tener, de hecho, sus padres nunca pensaron en privarle de alguna cosa que él deseara, era su único hijo, ¿cómo podrían tener corazón para hacerlo?
Y todo indicaba que no lograba generar ningún tipo de empatía hacia l