RUPERT
Maldita rubia.
Juro que cuando la vea, la voy a asesinar con mis propias manos. En cuanto a la explosión, la cocina quedó hecha un jodido desastre. Tenso la mandíbula mientras veo que los bomberos y el personal especializado están haciendo su trabajo; la cabeza me estalla, ella no aparece en ningún lado y ya sé con certeza que se ha escapado. La pregunta es: ¿dónde? No responde su móvil y no la pueden localizar todavía.
De soslayo, me doy cuenta de que Bryce está discutiendo con América; las piezas faltantes de mi rompecabezas comienzan a tomar forma. Ella es la respuesta. Al final, se acerca a mí con ojos llorosos, llenos de rabia, al tiempo que Bryce la sigue como sombra.
—Quiero que quede claro que yo no estuve de acuerdo con esto y que, a diferencia de lo que piensa mi estúpido esposo, no tengo nada que ver con la explosión o su plan de escape —espeta con los puños cerrados.
El tic de mi ojo izquierdo, una muestra de la rabia que comienza a incrementar en mi interio