Capítulo 38
¿Qué?

No podía creer que Oliver estuviera tan borracho como para alucinar y pensar que yo era Liana.

¡No lo creo! ¡Qué idiota!

Aproveché su momento de descuido y lo empujé lejos de mí, salí corriendo del cuarto y entré al mío. Cerré la puerta y corrí al baño; no podía creer lo que acababa de pasar.
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