Tan pronto como regresó al interior de la casa, Eloá se despidió de sus tíos y ya estaba a punto de cruzar la puerta cuando escuchó que la llamaban por su nombre con cierta urgencia.
— Eloá… ¿Acaso te ibas sin despedirte de mí? —preguntó Gael, con un tono dolido que ella no esperaba.
— No —respondió