Aun sin poder creer lo que estaba ocurriendo, Noah permaneció inmóvil, con la boca entreabierta y la mirada perdida, como si su cerebro no lograra procesar lo que sus ojos estaban viendo.
Ella lo llamó con una sonrisa traviesa, mientras tiraba de su mano.
— Ven ya, amor.
Él se levantó, aún aturdido,