— Sí, por cierto, esa última canción fue muy hermosa — dijo Denise.
— Muchas gracias. Me gusta mucho alabar — respondió Francisco.
— En realidad vine hoy para invitarlos a almorzar mañana en mi casa.
— Oh, ¿en serio? — dijo Dalva entusiasmada. — Muchas gracias por la invitación, querida. ¡Claro que