Entendiendo lo que Denise acababa de decir, Angelina sonrió entusiasmada.
— ¡Lo sabía! — exclamó. — Desde ayer que te conocí, noté que había algo diferente en ti.
— ¿Está tan evidente así? — preguntó Denise, tímida.
— No tanto, lo confieso, pero algunas actitudes tuyas lo delataron. Ayer te llevaste