Desperté el sábado por la mañana con el estómago revuelto, no debí haber comido esa comida tan grasosa. Desde que empecé a comer esas cosas, sentía mi vientre más hinchado y había subido un poco de peso.
Tomé un medicamento para las náuseas y fui al centro a vender mis lacitos.
Ya había aprendido el