Cuando salió de la empresa, vio el auto de Ethan en la acera.
Aunque fuera su secretaria, le preocupaba lo que la gente pudiera decir si la veían subiendo a su auto a la hora del almuerzo, más aún porque él había perdido a su novia recientemente de manera trágica.
Al entrar al auto, lo encontró con semblante tranquilo, como si estuviera de buen humor.
Aunque lo viera mil veces al día, nunca se acostumbraría a su belleza, que irradiaba aún más cuando no tenía esa cara de pocos amigos.
—¿Qué quieres comer? —preguntó al verla entrar al auto.
—Cualquier cosa, no me importa.
—Está bien.
Arrancó y condujo por unos minutos, buscando un buen restaurante que no estuviera tan lejos de la empresa y donde pudieran conversar más a gusto.
El lugar elegido fue un pequeño restaurante francés.
Aunque el ambiente estaba bastante concurrido, consiguieron una mesa en un lugar discreto, cerca de una ventana con vista a un jardín donde había una pequeña fuente.
—Este lugar es fantástico —dijo ella, después