Capítulo 20.
— Isobel, ¿te encuentras bien? — Cuestiona a Alena sin encontrar una sola respuesta de parte de la rubia.
En medio de la oscuridad, Alena intenta correr para tomar ventaja. Sin embargo, el ancho de su vestido sólo impide y se enreda con los enormes tacones que traía puestos y termina cayendo al suelo.
— ¡Maldita ropa! - Dice ella al mismo tiempo que se dobla y toma la orilla de la tela para romperla por completo hasta su muslo y quitarse las zapatillas. — Así sí puedo luchar— dice ella al mismo tiempo que se encuentra levantándose para estar alerta.
El hombre que la había estado atacando corre en dirección de ella.
Sin embargo, en lugar de evadir el golpe, Alena consigue su instante de oportunidad.
Corre para abrazarse a él y envolverlo, sorprendiéndolo por completo.
El atacante comenzó a lanzar golpes en un intento por librarse del agarre de garrapata que tenía Alena sobre su cuerpo.
Era cansado, demasiado cansado mantenerlo dentro de su agarre.
Sin embargo, Alena se encuentra en to