Capítulo 13.
— Necesito distraerme— susurra Alena al mismo tiempo que se levanta de la cama, solo le había tomado unos cuantos minutos volver a ser fría e incómoda sin la presencia de Alfa Randolf.— ¿Cómo pude caer aquí?— cuestiona ella al mismo tiempo que comienza a caminar por la habitación, que estaba apenas iluminada por unas cuantas velas en puntos destacados.
La camisa de Alfa Randolf, le impedía olvidarse de él, de la pasión que sintió ver al observar sus ojos en el punto exacto de colocarla en la cama y…
— Suficiente Alena,— Se regaña sacudiendo la cabeza como un intento por sacar a fuerza cada uno de sus pensamientos— Necesito conocerlo, prever sus movimientos.
“Había pensado que la manada Colmillo Sombrío sería más grande, e imponente pero está perdida en medio de la nada…” Piensa ella “Su prestigio y fuerza los preceden pero… algo no termina de gustarme”
En ese momento ella comienza a abrir los cajones de madera maciza que estaban a un lado de la cama y sólo había varias velas negra